Casi 100 migrantes deportados por Estados Unidos a Panamá, bajo el plan migratorio del expresidente Donald Trump, fueron trasladados a un campamento en la selva del Darién, una región fronteriza con Colombia conocida por su peligrosidad y condiciones extremas. Este movimiento se produce después de que los migrantes, entre los que se encuentran niños, pasaran días encerrados en un hotel de la capital panameña, donde denunciaron condiciones precarias y falta de acceso a abogados y organizaciones de ayuda .
El traslado al campamento de San Vicente
El martes por la noche, los migrantes fueron llevados en autobuses al campamento de San Vicente, ubicado en las afueras de la selva del Darién. Según testimonios de los detenidos, las condiciones del lugar son extremadamente difíciles: «Parece un zoológico, hay jaulas con rejas», dijo Artemis Ghasemzadeh, una migrante iraní de 27 años. Los migrantes recibieron un trozo de pan duro y se les obligó a sentarse en el suelo, sin acceso a servicios básicos adecuados .
El campamento, que originalmente fue construido como un punto de paso para migrantes que cruzaban la selva hacia Estados Unidos, ahora se utiliza para albergar a deportados. Aunque las autoridades panameñas aseguran que el lugar cuenta con agua potable, energía eléctrica y baños, los migrantes han denunciado que las condiciones son insalubres y que enfermedades como el dengue son endémicas en la región .
Un acuerdo migratorio controvertido
El traslado de estos migrantes forma parte de un acuerdo entre Panamá y Estados Unidos, en el que el país centroamericano actúa como «puente» para las deportaciones masivas impulsadas por la administración Trump. Este acuerdo se consolidó tras la visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y bajo la amenaza de Trump de recuperar el control del Canal de Panamá .
De los 299 migrantes deportados inicialmente, 171 han aceptado regresar voluntariamente a sus países de origen, mientras que 128 se resisten, argumentando que no están seguros en sus lugares de origen. Estos últimos permanecerán en el campamento de San Vicente hasta que se defina su destino, lo que ha generado críticas por parte de organizaciones de derechos humanos, que califican la situación como una «detención ilegal» .
Críticas y preocupaciones internacionales
Organizaciones como la OIM y el ACNUR están gestionando la repatriación de los migrantes, pero han enfrentado dificultades para garantizar condiciones dignas. Abogados y defensores de derechos humanos han denunciado que los migrantes no tienen acceso a representación legal y que su detención en el hotel y el campamento viola los estándares internacionales. «Es ilegal no ofrecer ninguna oportunidad para buscar protección y es ilegal deportar a alguien a un país que no es el designado para la deportación», señaló Hannah Flamm, del Proyecto Internacional de Asistencia al Refugiado .
Un futuro incierto
Mientras tanto, los migrantes que se niegan a regresar a sus países enfrentan un limbo jurídico. Algunos han expresado su desesperación a través de mensajes en las ventanas del hotel, como «Ayúdennos» y «No estamos a salvo en nuestro país». La situación ha generado un debate sobre la responsabilidad de Panamá y Estados Unidos en la protección de los derechos humanos de estas personas .
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2025/02/19/espanol/america-latina/panama-migrantes-campamento-darien-estados-unidos-trump.html