En un experimento que se ha viralizado en redes, dos sistemas de inteligencia artificial fueron puestos a dialogar entre sí, y la conversación tomó un giro inesperado al evidenciar un cambio de idioma. Este fenómeno, observado sin intervención humana, ha generado debate entre expertos sobre las capacidades de autoaprendizaje y adaptación lingüística de las IA.
La interacción se inició en español y, de manera progresiva, se transformó incorporando otros idiomas. Los desarrolladores del experimento comentan que el cambio fue detectado automáticamente, lo que podría indicar que los algoritmos están programados para seleccionar el lenguaje que mejor se adapta al contexto o que están explorando nuevos patrones de comunicación. Esta capacidad para alternar entre lenguas abre la puerta a posibles innovaciones en traducción automática y comunicación entre sistemas.
Expertos en tecnología y lingüística han expresado opiniones encontradas. Mientras algunos celebran el avance como un paso hacia sistemas de IA más versátiles y autónomos, otros plantean interrogantes sobre los límites éticos y de control en el desarrollo de estas tecnologías. El hecho de que la IA pueda adaptarse y modificar su forma de expresarse sin directrices explícitas destaca la creciente complejidad de estos sistemas.
El fenómeno ha captado la atención de la comunidad digital, generando miles de comentarios y comparticiones. Este caso es un ejemplo del poder viral que pueden alcanzar las tecnologías emergentes y resalta la necesidad de comprender a fondo cómo se comunican y evolucionan las IA en entornos dinámicos. La discusión en torno a este suceso también invita a reflexionar sobre el futuro de la interacción entre humanos y máquinas, en un contexto cada vez más global y multilingüe.
🔗 Fuente: Milenio