Durante la Segunda Guerra Mundial, Panamá desempeñó un papel estratégico crucial debido a su ubicación geográfica y al control estadounidense sobre el Canal de Panamá. Aunque el país no participó directamente en los combates, su territorio fue esencial para la logística de los aliados, facilitando el movimiento de tropas, suministros y embarcaciones entre los océanos Atlántico y Pacífico.
El Canal de Panamá, inaugurado en 1914, evitaba desvíos largos por el cabo de Hornos o el estrecho de Magallanes, lo que lo convertía en una vía vital para el esfuerzo bélico. Esta importancia estratégica llevó a Estados Unidos a expandir su presencia militar en Panamá, estableciendo numerosas bases y aumentando significativamente el número de tropas en el país.
Antes del inicio de la guerra en 1939, ya existía presencia militar estadounidense en Panamá. Sin embargo, tras el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941, esta presencia se multiplicó. Bajo acuerdos bilaterales vigentes entre 1942 y 1947, se establecieron 132 bases militares de defensa fuera de la zona del canal, además de las 14 existentes dentro de la zona. En algunos momentos, más de 100,000 soldados estadounidenses estuvieron estacionados en territorio panameño, realizando tareas de defensa y preparación para el frente del Pacífico.
El perímetro de defensa del Canal de Panamá se extendió hasta las Islas Galápagos, donde se construyó un aeropuerto para permitir el aterrizaje de aviones B-17, que supuestamente defendían el canal.
El Canal de Panamá también fue objetivo de operaciones del Eje. En 1943, la Alemania nazi planeó la «Operación Pelikan» o «Projekt 14», que consistía en transportar en submarinos alemanes las piezas para armar dos bombarderos Ju 87 Stuka en una isla colombiana cercana a las costas panameñas, con el objetivo de atacar el lago Gatún, el principal reservorio de agua del canal. Sin embargo, la operación fue abortada por razones aún desconocidas.
Documentos de contrainteligencia chilenos desclasificados en 2017 revelan la existencia de una red de espionaje nazi en Sudamérica que conspiró para volar el canal de Panamá. La Segunda Guerra Mundial se vivió intensamente en Panamá, con temores constantes de ataques de submarinos alemanes, especialmente en las zonas caribeñas.
Además, varios centenares de panameños se ofrecieron como voluntarios para unirse al ejército de Estados Unidos y combatir, principalmente en el frente asiático. Empresarios panameños de origen griego, por ejemplo, realizaron colectas para comprar aviones bombarderos destinados a la guerra en Europa.
Tras el ataque a Pearl Harbor, Panamá colaboró con Estados Unidos en la identificación y deportación de ciudadanos japoneses, alemanes e italianos, pertenecientes a los países del Eje. Aquellos que no pasaban la «prueba de confianza» eran recluidos en lugares como la isla de Taboga.
El papel de Panamá en la Segunda Guerra Mundial, aunque a menudo oculto, fue fundamental para el esfuerzo aliado, consolidando su importancia estratégica en el escenario global.
Fuente:
