El expresidente panameño Ricardo Martinelli (2009-2014), condenado por corrupción en su país, llegó a Bogotá la noche del 10 de mayo tras recibir asilo político del gobierno de Gustavo Petro, en un giro que reconfigura el tablero diplomático latinoamericano. Desde su cuenta en X, Martinelli agradeció a Colombia y al mandatario colombiano por “proteger a un perseguido político”, cerrando así 16 meses de refugio en la embajada de Nicaragua en Panamá .
El escape diplomático: De Managua a Bogotá
Martinelli abandonó la sede diplomática nicaragüense en Panamá, donde se refugió desde febrero de 2024 tras ser condenado a 10 años y 8 meses de prisión por el caso New Business —vinculado al uso de fondos públicos para comprar medios de comunicación—, además de una multa de $19.2 millones . El gobierno de José Raúl Mulino, sucesor de Laurentino Cortizo, aprobó finalmente un salvoconducto para su traslado a Colombia, tras meses de tensiones con Nicaragua, país que inicialmente le ofreció asilo .
La Cancillería colombiana justificó la decisión bajo el “principio pro persona” y su tradición de proteger a perseguidos políticos, citando convenciones internacionales de 1928 y 1933 . Sin embargo, la exprocuradora panameña Ana Matilde Gómez criticó el movimiento como un “duro golpe a la justicia”, señalando que la salida nocturna y opaca de Martinelli evidencia impunidad .
Reacciones: ¿Humanitarismo o cálculo político?
Mientras Martinelli celebraba en Bogotá con su equipo legal y aliados, publicando videos con frases como “vamos a gozar la vida” , sectores jurídicos panameños exigieron embargar sus bienes para cubrir la millonaria multa pendiente. La exdiputada Balbina Herrera respaldó la salida, argumentando que evitaba una crisis mayor con Nicaragua, pero cuestionó si la visita de Petro a Panamá en marzo incluyó negociaciones encubiertas .
El gesto de Petro contrasta con su histórico rechazo a Martinelli: en 2018, lo tildó de “amigo de Uribe” y cómplice de Odebrecht, aunque ahora priorizó una narrativa humanitaria . Analistas sugieren que este asilo podría fortalecer la imagen de Colombia como mediador regional, aunque arriesga tensiones con Panamá, donde el caso New Business simboliza la lucha anticorrupción .
Los fantasmas legales que persiguen a Martinelli
Además del caso New Business, Martinelli enfrenta en Panamá acusaciones por el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht —que pagó $98 millones en sobornos en el país— y en España por presuntos sobornos de la empresa FCC y espionaje en Mallorca . El exmandatario insiste en su inocencia, alegando una “persecución política” para evitar su retorno al poder . Su influencia persiste: en 2024, su candidato José Domingo Arias Mulino ganó las elecciones presidenciales panameñas .
El mensaje regional: ¿Nueva era de asilos políticos?
Este caso revive debates sobre el uso del asilo como herramienta geopolítica. Nicaragua, gobernada por Daniel Ortega, y Colombia, bajo Petro, han posicionado sus políticas exteriores como contrapesos a gobiernos conservadores. Para algunos, el asilo a Martinelli refleja una solidaridad izquierdista; para otros, una ironía, dado el pasado neoliberal del exmandatario .
Mientras tanto, miles de panameños exigen justicia. Como declaró Ana Matilde Gómez: “Facilitar la evasión de Martinelli profundiza la desigualdad: no todos somos iguales ante la ley” .
🔗 Fuente: Crítica